martes, 15 de enero de 2019

Ansiedad y estrés… ¿Son lo mismo?



¡Aquí estamos otro miércoles! Hace unas cuantas publicaciones hablamos sobre qué es la ansiedad y cómo se manifiesta.

Definimos la ansiedad como aquella respuesta mental y física que se produce ante situaciones de peligro a través de: pensamientos catastrofistas negativos como “No voy a ser capaz”, “No podré soportarlo”; de sensaciones en nuestro cuerpo como palpitaciones, sudor en las manos, tensión muscular, opresión en el pecho, entre otros; y, por último, con acciones o comportamientos tales como movimientos repetitivos, comer o fumar en exceso, o incluso, podemos llegar a escapar o evitar la situación que nos genera malestar, provocándonos empeorar a largo plazo.

Ahora bien, ¿qué es el estrés? Muchas veces utilizamos las palabras ‘estrés’ y ‘ansiedad’ casi como sinónimos pero, ¿son realmente lo mismo?

El estrés es un proceso psicológico que se origina y comienza ante una exigencia de nuestro día a día frente a la que no tenemos la información necesaria para darle una respuesta adecuada. Es aquí cuando nos activamos para ser capaces de recoger más información y afrontar esa demanda de nuestro entorno, procesarla e interpretarla de una forma más rápida y eficiente. El problema no es tener estrés, si no que surge cuando lo que te requiere esa situación a la que tenemos que hacer frente supera nuestros recursos y/o este tipo de situaciones se prolongan en el tiempo.

Durante el periodo de tiempo que dura la situación estresante, diferenciamos varias fases y, en ellas, podremos identificar diferentes emociones que podemos sentir mientras estamos estresados.
  1. La primera de estas fases es la de alarma. En esta fase, nuestro organismo se activa para que reaccione, recopile información nueva, procese e interprete si la situación es una amenaza por lo que podemos sentirnos ansiosos en determinados momentos al sentirnos desbordados ante este acontecimiento novedoso. Estos niveles de ansiedad en un nivel moderado, nos ayudarán a tener la activación necesaria para conseguir adaptarnos y tener más facilidad para solucionar el problema.
  2. La segunda fase es la de resistencia. En esta etapa el cuerpo trata de adaptarse, es una fase de recuperación y reparación: el cuerpo ha realizado un sobreesfuerzo y debe descansar. El problema aparece cuando esa situación estresante sigue en nuestra vida ya que es cuando empezamos a encontrarnos irritables, tenemos problemas de concentración, etc.
  3. La tercera y última fase es la de agotamiento. Si el estrés dura mucho, agota todos nuestros recursos y pierde esa capacidad adaptativa de ayudarnos a afrontar situaciones novedosas de las fases anteriores y nos encontramos desanimados. Es en esta fase cuando el organismo se debilita y podemos ponernos enfermos (ya sea un catarro o unas anginas) porque se han agotado nuestras defensas.

Una vez explicados los conceptos de ansiedad y estrés, podemos decir que la ansiedad es aquella emoción que sentimos cuando percibimos una situación como amenazante, aunque esta realmente no lo sea; mientras que el estrés es un proceso psicológico complejo que se activa a través de la aparición de una situación novedosa ante la que no tenemos los recursos necesarios o no sabemos de qué forma afrontarla de manera más o menos automática. Durante este proceso de estrés, somos capaces de sentir diferentes emociones, entre las que se encuentra la ansiedad.

Para terminar, os dejo un enlace con un vídeo para que reflexionéis sobre el estrés.


Si creéis que podéis tener problemas de estrés y/o de ansiedad después de leer esta publicación, no dudéis en poneros en contacto con nosotros en el Gabinete de psicología y logopedia de CES EDUCA. Estaremos encantados de escucharte y ayudarte a encontrar las estrategias para gestionar tu malestar.

¡Hasta la próxima!


Laura Alonso Rodríguez
Psicóloga colegiada M-28753

No hay comentarios:

Publicar un comentario