miércoles, 24 de abril de 2019

MIEDO AL MIEDO…


¡Buenas! ¿Qué tal la Semana Santa? Aunque el tiempo no haya acompañado en estos días, espero que hayáis sido capaces de disfrutar de esos ratos con la familia y amigos y hayáis podido recargar pilas y coger fuerzas para volver al trabajo.

Estando de vacaciones tuve una conversación que me pareció muy interesante. La persona con la que estaba hablando me comentó que de vez en cuando se empezaba a encontrar muy mal, que sin que ocurriese nada en concreto y mientras estaba realizando tareas cotidianas, se empezaba a sentir nerviosa y tenía pensamientos negativos y catastrofistas de que iba a pasarle algo malo (que se iba a desmayar, le iba a dar un ataque al corazón, iba a volverse loca o, incluso, que podría morirse). Esto iba acompañado de sentimientos de terror, palpitaciones, mareos, náuseas, opresión o malestar en el pecho… y, en sus casos más graves, de una sensación de ahogo o falta de aliento. Todos estos síntomas aparecían bruscamente, aparentemente de la nada, y suelen alcanzar su máxima expresión en los primeros 10 minutos. Otro detalle importante fue que, cuando le pregunté qué estaba ocurriendo cuando empezó a sentir todos esos síntomas, que por qué sentía ansiedad, me contestó que nada; que lo que realmente le daba miedo era volver a tener otro ataque, sentir que va a volverse loca o a perder el control, que algo muy malo puede pasarle si le da otra crisis.

Pues bien, esto que describimos aquí, es lo que llamamos ataque de pánico o crisis de angustia. A algunas personas les da una vez y, al no darle mayor importancia y atribuirlo a una pesadilla o que se han puesto nerviosos; no va más allá. Sin embargo, la persona que después de pasar una crisis se queda preocupada por ella y con ese temor de volver a experimentar una o con temor a las propias sensaciones internas, puede ocasionar que, el mero hecho de sentir ansiedad, le produzca más ansiedad; es decir, siente miedo a la ansiedad, miedo al miedo; y es entonces cuando consideramos que la persona padece un trastorno de pánico.

Ahora bien, ¿a qué se deben las sensaciones que tememos en el pánico?

De forma automática y adaptativa, nuestro cerebro se pone en marcha cuando percibe un peligro y activa el sistema de alarma responsable de provocar diferentes cambios fisiológicos con los que tu organismo se prepara para afrontar el peligro.

Por ejemplo, al aumentar la frecuencia cardiaca y la fuerza de los latidos del corazón, tus músculos disponen de más sangre y se eliminan mejor las toxinas, resultando más fácil huir o atacar; o hiperventilamos, respirando más cantidad de aire y más deprisa, preparando al cuerpo también para la lucha y la huida; entre otras.

Las personas que sufren ataques de pánico de manera frecuente sienten mucho malestar y acaban evitando diferentes situaciones porque temen que se desencadene otra crisis. Cuando se comienza a evitar ir a lugares donde se puede producir otra crisis y no hay posibilidad de ayuda, decimos que la persona sufre trastorno de pánico con agorafobia.

Las personas que sufren ataques de pánico están dentro de un círculo vicioso que hace que los síntomas de ansiedad se incrementen debido a la interpretación catastrofista de dichos síntomas y a la activación automática de la reacción de alarma del organismo. Esto hace que sintamos síntomas más intensos que, a su vez, interpretamos de forma aún más catastrófica; y así sucesivamente.



Si te reconoces en este post, es importante que busques ayuda de un profesional que te enseñe a manejar estas situaciones. Desde el Gabinete de psicología y logopedia de CES Educa estaremos encantados de ayudarte.

¡Buena semana!
Laura Alonso Rodríguez
Psicóloga colegiada M-28753


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