miércoles, 26 de diciembre de 2018

Estar


¡Buenos días! Un miércoles más aquí estamos, para conocernos un poco más…Tiempo que coincide con un periodo de descanso de los más pequeños en los coles…

¿Qué hago? Habrá que entretenerle…contestáis la mayoría…Y entonces, es cuando yo me atrevo a pronunciar la cuestión ¿Qué creéis que necesitan vuestros hijos? Quizás es mucho más “sencillo” de lo que pensamos continuamente…quizás muchas veces olvidamos lo más importante. Nuestros hijos no necesitan móviles o Tablet como parte fundamental de su día a día…pero hay algo que siempre necesitan, a vosotros.

Necesitan sentirse seguros, valiosos, necesitan que les dediquemos tiempo de calidad….que estemos con ellos….en definitiva que estemos presentes.

Es tiempo de jugar, correr, hablar…dedicar un tiempo por y para vosotros en el que seáis capaces de crear ese vínculo emocional tan necesario.

Cuando hablamos de todo esto en diferentes talleres surge siempre la respuesta “es que no tengo tiempo, es que día a día madrugo  y cuando llego a casa estoy muy cansado” .Y sí, lógicamente cuando llegáis a casa, si habéis tenido un mal día, agobiados o un día muy bueno hay ocasiones que utilizamos el “voy a estar un ratito con el móvil desconectando del día que he tenido”. ¿Os resulta familiar? Todos en alguna ocasión lo hemos hecho e incluso lo interiorizamos hasta tal punto que lo hemos normalizado….Y entonces, ¿qué están aprendiendo nuestros hijos? Que cuando se sientan mal, tristes, enfadados, alegres….estén con la tele, móvil, Tablet que “desconecten” así…
Es importante validar sus emociones, estar presentes, saber cómo se sienten y qué podemos hacer para ayudarles. Por ejemplo, cuando confiamos en su poder de resolución de conflictos, ellos se sienten más capaces de encontrar diferentes alternativas…necesitan expresarse, hablar antes de actuar…

Os invito durante este tiempo a dedicar a vuestros hijos tiempo de calidad, seguro que ambos lo disfrutáis.

El equipo de Ces Educa os deseamos una feliz navidad, disfrutad del tiempo con los vuestros y de lo más valioso, crear recuerdos.

¡Hasta la próxima semana!
Ana Madueño
Psicóloga

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Inteligencia Emocional… ¿Qué beneficios tiene para nuestros hijos adolescentes?

¡Buenos días! Hace unas semanas os contamos qué era la inteligencia emocional y cuáles eran sus principales habilidades. Recordamos que la Inteligencia Emocional era la habilidad para controlar las emociones y sentimientos propios y de los otros, discriminar entre ellos y usar esa información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones. Así pues, sus principales ramas eran: la percepción emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y regulación emocional.

Al igual que cualquier habilidad, no todo el mundo se le va a dar igual de bien de forma natural percibir, comprender y gestionar las emociones pero podremos mejorar si intentamos aprender a hacerlo. ¿Cuántos de nosotros durante nuestra vida hemos aprendido a jugar a un deporte, pintar, tocar un instrumento? Son habilidades que mejoramos a base de paciencia y práctica, entrenando día a día, semana a semana hasta que nos sale ese regate que tanto nos costaba cuando empezamos o hasta que podemos tocar nuestra canción favorita con la guitarra. Con la inteligencia emocional ocurre lo mismo, todos tenemos nuestras limitaciones pero podemos trabajar para incrementar nuestras potencialidades e intentar mejorar aquello que se nos da peor.

Desde CES EDUCA pensamos que es muy importante que nuestros hijos aprendan a percibir, comprender y regular sus propias emociones y las de los demás ya que esto va a conllevar a una serie de beneficios a medio y largo plazo en su vida.

¿Cuáles son estos beneficios de la Inteligencia Emocional en nuestros hijos adolescentes?
Entre los beneficios y efectos que se han encontrado que produce el entrenamiento y puesta en práctica de la inteligencia emocional en los adolescentes encontramos un mayor bienestar, mejor autoestima, mayor satisfacción en sus relaciones con los demás. un mejor afrontamiento a la hora de solucionar sus problemas y un aumento del rendimiento escolar. Además, sabiendo identificar, comprender y regular nuestras emociones, nuestros hijos sabrán manejar mejor su ansiedad y tienen menos probabilidad de estar deprimidos. Por otro lado, se ha encontrado relación entre la inteligencia emocional en los jóvenes y una disminución de comportamientos agresivos, disruptivos (conducta caracterizada por ser de mala educación, insolente, falta de cooperación, irrespetuosa, desobediente, agresiva, provocadora, impulsiva, entre otros) y de riesgo, tales como consumo de drogas o conducción temeraria.

Por todo esto, pensamos que es indispensable la enseñanza de la inteligencia emocional a nuestros hijos tanto desde casa como desde el centro educativo y el profesorado, siendo necesaria formarnos y poner en práctica cada rama de la inteligencia emocional en nuestro día a día ya que somos los principales modelos de los jóvenes.

Desde el Gabinete de psicología y logopedia de CES EDUCA os animamos a intentar identificar qué emociones hemos sentido el día anterior justo antes de acostarnos y de ahí, hacia atrás hasta donde nos acordemos y relacionarlo con la situación que nos la ha generado. Es una forma de empezar a poner en práctica la percepción de nuestras emociones y la comprensión de las mismas.

Si queréis más información acerca de cómo poder mejorar nuestra inteligencia emocional, podéis venir a preguntar sobre nuestros programas grupales de gestión emocional y gestión de ansiedad.
¡FELIZ SEMANA!
Laura Alonso Rodríguez.
Psicóloga colegiada: M-28753

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Aprender idiomas desde peques


Y una vez más…es miércoles, asique ¡volvemos a estar por aquí!
Esta semana os hablaremos acerca de la gran incógnita que surge de la idea de aprender inglés desde pequeñitos.

¿POR QUÉ ES BUENO EMPEZAR A APRENDER IDIOMAS DESDE PEQUEÑOS?

Este tema siempre ha sido bastante relevante e influyente desde que se empezó a implantar en la sociedad la posibilidad de que los niños aprendan un segundo idioma prácticamente desde bebés.

Es normal que se plantee este interrogante cuando vemos a un niño que está aprendiendo a andar y, que está comenzando a adquirir su propia lengua materna. Quizá nos preguntemos: ¿Cómo va a aprender un niño tan pequeño una o varias lenguas más, si ni siquiera ha adquirido la suya propia?

Pues bien, aunque parezca un hecho increíble, comenzar a aprender una segunda lengua desde casi el nacimiento, aporta muchos beneficios al niño.

Por un lado, en la primera etapa de la infancia (0 – 3 años), los pequeños son capaces de diferenciar ciertos sonidos que cuando crecemos somos imposibles de captar. Por lo que en un futuro, la adquisición e incluso el habla de un idioma será más fácilmente accesible para ellos.

Por otro lado, comenzar a aprender un idioma en edades tan tempranas, favorece el aprendizaje de este de un modo innato, es decir, el proceso a seguir se realizará de igual forma que la adquisición de la lengua materna.

Además, al ser un aprendizaje más natural, los niños interiorizan diferentes maneras de establecer conversaciones con los demás. Esto, en un futuro, les facilitará el proceso de comunicación.
Para poder hablar una lengua, es necesario primero escucharlo y comprenderlo para empezar a hablarlo. Una vez adquirido, tanto de manera auditiva como cognitiva, el niño estará preparado para comenzar a leer e incluso a escribir.

Se trata de un proceso muy lento, que cuanto antes comience el niño a  desarrollarlo, más fácil le resultará a este ir alcanzando poco a poco los diferentes niveles de adquisición que se requieren para alcanzar un nivel óptimo para defenderse notablemente con otro idioma diferente al suyo.

Esperemos que os haya parecido un tema interesante.

Feliz Semana!!!

                                                                                        Alicia Jiménez
Maestra y educadora infantil

martes, 4 de diciembre de 2018

CUADERNOS DE LOGOPEDIA: ¿ES DISLEXIA LO QUE TIENE MI HIJO/A?


Bienvenidos una semana más. Esta semana mediante este post, intentaremos resolver algunas dudas que nos llegan a nuestra consulta de madres y padres preocupados en si su hijo/a pueda tener este tipo de trastorno. A continuación voy a aportar información sobre lo que es la dislexia, cómo la podemos definir, sus síntomas y cómo sería la intervención que nosotras podríamos proporcionar a vuestros hijos e hijas.

Para Etchepareborda y Habib, 2000, “la dislexia es una dificultad para la descodificación o lectura de palabras, por lo que estarían alterados alguno de los procesos cognitivos intermedios entre la recepción de la información y la elaboración del significado”.

La dislexia o trastorno específico de la lectoescritura es uno de los problemas de aprendizaje más frecuente y conocido. Podríamos definir la dislexia como un trastorno de aprendizaje de origen neurobiológico que se manifiesta por una dificultad en la lectoescritura independientemente de cualquier causa intelectual, cultural o emocional. Aparece de forma inesperada, a una edad temprana, cuando el niño/a comienza a leer y escribir. Debemos tener presente que la dislexia no es una falta de interés, motivación o una discapacidad sensoria por parte del niño/al. Es un problema de índole cognitivo, que afecta particularmente el paso de la codificación visual a  la verbal, la memoria a corto plazo, la percepción del orden y la secuenciación. Se manifiesta como una dificultad de automatización especialmente en la lectura, la ortografía y en ocasiones también el cálculo aritmético.

Es por todo ello por lo que tenemos que tener en cuenta que lo que presente nuestro hijo/a diagnosticado de dislexia es una disfunción de aquellas áreas cerebrales implicadas en el proceso fonológico y que no existe lesión cerebral. Simplemente, es una particular manera de percibir el mundo, una forma diferente de interpretar ciertos símbolos o palabras, es decir, que estos niños y niñas poseen una habilidad distinta para el aprendizaje.
Atendiendo a su carácter específico y persistente, los disléxicos son niños y niñas inteligentes que sólo presentan dificultades en tareas relacionadas con la lectura y la escritura. Como consecuencia, los profesionales debemos ser rigurosos a la hora de diagnosticar este trastorno ya que no se consideran disléxicos los niños/as que tienen un retraso intelectual o madurativo, niños/as con alguna discapacidad psíquica o física o niños no escolarizados o que estén en situaciones ambientales desfavorables. En base a su carácter persistente, se suele descartar el diagnóstico de “Dislexia” en niños/as que presentan dificultades evolutivas a la hora de adquirir la lectoescritura, las cuales desaparecen por si solas o tras una breve intervención.
A pesar del establecimiento único de unos criterios de exclusión e inclusión para establecer el diagnóstico de la dislexia, hay que tener claro que no todos los niños disléxicos presentan las mismas dificultades y/o características. Por tanto, es esencial hacer un diagnóstico exhaustivo y detallado para poder establecer programas de intervención específicos.

¿Cuáles son los signos que nos pueden indicar que pudiera existir una posible dislexia en nuestros hijos/as?
-          Confunde fonemas: los invierte, los omite, los sustituye…
-          Falta de memoria secuencial auditiva para: recordar números, recordar frases, órdenes…
-          Dificultades de acceso al léxico para: denominar colores, dibujos...       
-          Dificultades en la lectura, es decir, presenta: baja velocidad lectora, omisiones, sustituciones, inversiones…
-          Dificultades en la escritura, es decir, presenta problemas de: caligrafía, omisiones, sustituciones, inversiones, adiciones…
-          Trastornos en los procesos madurativos, como en la percepción, psicomotricidad, atención…
-          Falta de habilidad en el cálculo.
-          En algunos casos presentan problemas de memoria, por ejemplo, olvidan anotar los deberes en la agenda, olvidan fácilmente lo que acaban de aprender…
La dislexia es fácil de reconocer o por lo menos de sospechar, si las personas que rodean al niño conocen las características. Una identificación temprana de la situación y un tratamiento adecuado y continuo puede ayudar al niño/a a superar estas dificultades y a llevar una vida relativamente normal.

¿Cómo podemos ayudar a los niños/as desde nuestro gabinete?
Los niños/as disléxicos o con dificultades en la lectoescritura necesitan una reeducación integral. Esto quiere decir que necesitan tanto una reeducación psicológica y logopédica. En la reeducación psicológica hay que ayudar al niño/a a conocer y aceptar sus dificultades, mejorar su autoestima y a tolerar su frustración. La reeducación logopédica tendría como objetivos, por un lado mejorar el desarrollo de las áreas sensorio-motrices deficientes en el niño/a y por otro establecer las bases para adquirir el aprendizaje de la lectoescritura, proporcionando también estrategias y recursos para paliar las dificultades de aprendizaje, por ejemplo: leer en voz alta, grabar las lecturas…
Si consideras que tu hijo/a presenta alguna dificultad de las que hemos descrito, estaremos encantadas de asesorarte para disminuir las debilidades o incapacidades y potenciar en gran medida las capacidades.

¡FELIZ SEMANA!
Beatriz Ruiz Hernández
Logopeda
Col nº 28/1047

 (Toda la información contenida en este documento ha sido elaborada a partir de una revisión bibliográfica previa).