miércoles, 20 de marzo de 2019

Hacia una paternidad consciente y responsable

Ayer celebramos el Día del Padre y nos acordamos de nuestros padres y de los compañeros de vida padres de nuestros hijos/as. Esperamos que vosotros, papás, pasarais un día agradable y recibierais mucho cariño por parte de los vuestros, y sobre todo de vuestros hijos/as, aquellos que os hacen honor a ese cargo tan importante como es el de papá.

Cuando un bebé nace, en las familias la figura de la madre pasa a un segundo plano con motivo de le tremenda alegría que conlleva el nacimiento de un bebé. Comienzan las consultas médicas y revisiones y el personal médico os habla a vosotras, mamás, sin hacer partícipe al papá como figura responsable. Es cierto que el vínculo materno-filial es muy importante, pero se nos olvida que tenemos ahí al papá, que posee los mismos miedos, las mismas inquietudes y las mismas incertidumbres que la mamá. Es en estos momentos donde tenemos que hacer visible la figura del papá, hacerle partícipe de los cuidados y también, ser un gran apoyo para las mamás que se deciden por la lactancia materna. Aquellos padres que sienten su paternidad como un papel activo, en el cuidado de sus bebés, establecen un gran equipo con las mamás y un vínculo muy especial con sus hijos/as.

A medida que los niños/as crecen, el padre ejerce un importante papel. El juego de los padres suele ser más intenso y en ocasiones promueve que los niños y niñas se arriesguen más y sean más atrevidos y exploradores. El juego de las mamás, según los estudios siempre, tiende a ofrecer más estabilidad y seguridad. A la hora de ofrecerlo a los hijos/as ninguno es mejor que el otro, sino que juntos se hacen complementarios y beneficiosos al mismo tiempo.

A nivel de lenguaje, las madres suelen utilizar palabras que el bebé o niño/a utiliza más a menudo, las que mejor comprende, mientras que los padres no tienen tanto en cuenta si el niño/a les entiende o no, y aportan de esa forma nuevas palabras al lenguaje de sus hijos/as. Además, según estudios que lo avalan, la presencia del padre mientras las hijas crecen parece retrasar la edad de inicio de las relaciones sexuales, disminuyendo los embarazos adolescentes, y hace que los chicos tengan un comportamiento menos machista y agresivo.

Hay evidencias que muestran que cuando se analiza el cerebro de una madre, tiene más actividad en la amígdala y en otras estructuras de procesamiento emocional. Esto quiere decir que las madres están más alerta de todo lo que acontezca al bebé, y en el cerebro de los papás se activan más las zonas de la socialización y la empatía. Vieron que en los casos en que los padres son los cuidadores principales el cerebro del hombre es capaz de cambiar y de llegar a comportarse muy parecido al de las madres, activándose más a menudo y siendo más emocional.

Desde CES EDUCA os animamos a implicaros en vuestra paternidad y que disfrutéis de todo lo que conlleva, sois muy importantes para el desarrollo de vuestros hijos/as.

¡FELIZ SEMANA!


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