miércoles, 17 de octubre de 2018

Junto a ellos


¡Buenos días!
Un miércoles más aquí estamos para leernos y “conocernos”. ..Hoy nos gustaría hablar de un tema que seguro que todos y todas conocemos o, al menos, nos resulta familiar. Nos gustaría ponernos en el lugar de esas personas (niños, niñas, adolescentes…) que presentan una actividad motriz excesiva, es decir, a aquellos que necesitan moverse con frecuencia, a aquellos a los que les cuesta concentrarse o atender…

¿Por qué nos resulta difícil comprender que no pueda parar, que le moleste un ruido…? ¿Somos nosotros los que no podemos entender, ni sabemos cómo gestionarlo? ¿Por qué los responsabilizamos a ellos? Tristeza, rabia, preocupación, frustración…son algunas de las emociones más experimentadas en los padres en estos momentos…. ¿Qué puedo hacer con mi hijo?

Cuando comenzamos a entender las dificultades de nuestros hijos “algo cambia”, cuando comenzamos a entender sus emociones, cómo se sienten o por qué se sienten así…es cuando comenzamos a acompañarles en ese recorrido. Una persona con dificultades (niño, adulto…) no tiene emociones diferentes, es decir, también se sienten tristes, enfadados, frustrados…Por ello, es fundamental, trabajar junto a ellos, siendo imprescindible manejar dichas emociones en la vida cotidiana. Cómo me siento, por qué me siento así…las emociones no deben suponer un obstáculo para el desarrollo de nuestros hijos.

No todos tenemos el mismo carácter, no experimentamos una situación con la misma ansiedad, no nos asustamos ante lo mismo o enfadamos por la misma razón…Entonces ¿por qué “exigimos” a nuestros hijos que mantengan el mismo ritmo? A veces, aquel que tiene dificultades para concentrarse, aquel que presenta una actividad motriz excesiva necesita aprender diferentes recursos o estrategias, saber cómo se siente o por qué se siente de dicha manera y es por ello que vosotros, podéis ayudarlo enseñándole a manejar dichas emociones. Las emociones han de ser expresadas, no desaparecen por arte de magia y, por supuesto, no debemos reprimirlas.

Debemos trabajar su seguridad, su autoestima y tener en cuenta que siguen siendo niños o adolescentes, tal y como decíamos antes, cada uno tiene sus necesidades y su ritmo, por ello no juzguemos…no etiquetemos…y tengamos en cuenta sus necesidades, tengamos en cuenta que es difícil rendir si sus necesidades motrices no han sido satisfechas…como cualquiera de nosotros cuando no estamos bien con nosotros mismos…o ¿alguien da lo mejor de sí mismo cuando experimenta malestar?

No dudéis en consultar con alguien que os pueda orientar, resolver cuestiones o dudas y trabajar con vosotros en este recorrido.

Feliz semana
Ana Madueño
Psicóloga

“Tal vez en lugar de crecer, necesitamos empequeñecernos para mirar aquello que llamamos realidad con los ojos de un niño”
Liz Greene

No hay comentarios:

Publicar un comentario