La
dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura,
de carácter persistente y específico, que se da en niños que
no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen
parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.
El
problema que presenta la dislexia es que no es compatible con el sistema
educativo que tenemos ya que éste se basa en el aprendizaje a través del código
escrito. Debido a esto un niño con dislexia pone tanto esfuerzo en las tareas
de lectoescritura llegando a fatigarse, perder la concentración, distraerse o
rechazar este tipo de actividades. Cuando los padres y profesores ven esta
conducta lo interpretan como desinterés y presionan más a los niños llegando
éstos, en ocasiones, a la frustración.
Según
el CIE-10, los disléxicos manifiestan de forma
característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras,
realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la
lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones,
inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento
visual y déficit en la comprensión.
La
dislexia además de desencadenar problemas en la lectura y la escritura,
conlleva a que se produzcan problemas en la comprensión, problemas de memoria a
corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre derecha e izquierda… Es
importante tener en cuenta que no todos los niños con dislexia son iguales ya
que no tienen que presentar los mismos síntomas.
Es
importante solicitar información o ayuda si notamos que nuestros hijos pueden
presentar dislexia para poder ayudarles lo antes posible y poder poner medios
que les facilite el aprendizaje.
Layla
Abu-Sabha López
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